Oración
Acudimos a ti, Jesús,
que eres el divino Samaritano y el mártir del Gólgota,
recordando a los Mártires Hospitalarios de San Juan Dios.
Tú prometiste confesar delante de tu Padre celestial
a quién te confesara ante los hombres.
Los Beatos Hno. Braulio María Corres
y 94 Hermanos compañeros mártires
testimoniaron, con su vida hospitalaria y con su muerte por la fe,
la autenticidad del amor a ti en el servicio de los pobres y enfermos.
Con la humildad y confianza, apoyados en tu palabra fiel
unida a los méritos de su sacrificio,
te pedimos, por la intercesión de éstos tus bienaventurados mártires,
nos concedas la gracia que ahora imploramos
para gloria tuya y nuestra salvación.
Amén.
El 25 de octubre, celebramos la memoria de los 95 Beatos Mártires Hospitalarios de San Juan de Dios que fueron asesinados durante la Guerra Civil española. Todos estos Hermanos, que pertenecían a las comunidades de Barcelona, Calafell, Carabanchel Alto, Ciempozuelos, Málaga, Manresa, Valencia, Sant Boi y Talavera de la Reina, permanecieron en sus lugares de trabajo, siguieron atendiendo, con dedicación absoluta y con fidelidad al carisma hospitalario, a los enfermos y a los discapacitados físicos y mentales que se encontraban ingresados en sus obras. Sin dejarse amedrentar por los insultos y las amenazas de muerte, aceptaron voluntariamente el martirio permaneciendo fieles a la fe profesada y siguiendo en las obras realizando las obras de caridad a favor de los enfermos y pobres. Que todos ellos intercedan por nosotros.
De los escritos del beato Guillermo Llop, religioso Vol. 9, fol 11
Demos gracias infinitas al Señor, porque en medio de las grandes tribulaciones que padece la Iglesia, Esposa de Jesucristo, todavía tiene almas escogidas capaces de morir por él. Ante el temor, muy fundado por cierto, de futuras persecuciones que acaso den mártires para el cielo, os hago las más fervorosas recomendaciones, que, si las seguís fielmente, lograréis el triunfo en los combates que sin duda se avecinan.
Sabidas son de todos las circunstancias difíciles por las que atraviesa actualmente la Santa Iglesia, nuestra Madre, y los sagrados Institutos Religiosos. Tengan todos muy presente el fin altísimo para el que vinieron a la Orden. No fue otro que atender caritativamente a los enfermos. Es, pues, un grave deber de conciencia el no abandonarlos. Atendedlos con todo cariño. Sacrificaos por ellos como Cristo se sacrificó por nosotros. No os separéis de su lado, y cuanto sea mayor el pelibro, más adictos y agnegados habéis de mostraros con ellos.
Alvaro fraile · permanecer · (con siro lópez)