Orar por la Paz
Señor danos el don de tu Paz para vencer el temor y la división animados con una firme voluntad de luchar con las armas de la verdad, de la justicia y del amor. Renueva nuestro entusiasmo por el bien frente a las amenazas del mal, haznos combatir por la llegada de una nueva época en la cual el odio y la discordia no dividan los pueblos. Que la comprensión y la fraternidad modelen el corazón de todas las personas. Danos tu paz para nuestro corazón.
Carta a los Efesios 2, 13-22
Ahora, gracias al Mesías Jesús y en virtud de su sangre, los que un tiempo estabais lejos, estáis cerca. Él es nuestra paz, el que de dos hizo uno, derribando con su cuerpo el muro divisorio, la hostilidad; anulando la ley con sus preceptos y cláusulas, creando así en su persona, de dos una sola y nueva humanidad, haciendo las paces. Por medio de la cruz, dando muerte en su persona a la hostilidad, reconcilió a los dos con Dios, haciéndolos un solo cuerpo. Vino y anunció la paz a vosotros, los lejanos, la paz a los cercanos. Ambos con el mismo Espíritu y por medio de él tenemos acceso al Padre. De modo que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los consagrados y de la familia de Dios; edificados sobre el cimiento de los apóstoles, con el Mesías Jesús como piedra angular. Por él todo el edificio bien trabado crece hasta ser templo consagrado al Señor, por él vosotros entráis con los otros en la construcción para ser morada espiritual de Dios.
Athenas - Una Plegaria de Paz
Oración
Señor, Dios de paz,
Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la paz.
Abre nuestros ojos y nuestros corazones,
y danos la valentía para decir: «¡Nunca más la guerra!»;
Infúndenos el valor de llevar a cabo gestos concretos para construir la paz. Señor, Dios de Abraham y los Profetas,
Dios amor que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos,
danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz;
danos la capacidad de mirar con benevolencia
a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino.
Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos
que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz,
nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón.
Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza
para que finalmente triunfe el diálogo, la reconciliación y la paz.
Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones
para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano»,
y el estilo de nuestra vida se convierta en paz. Amén.