Oración
Señor Jesús,
enséñanos a no amarnos a nosotros mismos,
a no amar solamente a nuestros amigos,
a no amar sólo a aquellos que nos aman.
Enséñanos a pensar en los otros y a amar,
sobre todo, a aquellos a quienes nadie ama.
Concédenos la gracia de comprender que,
mientras nosotros vivimos una vida demasiado feliz,
hay millones de seres humanos,
que son también tus hijos y hermanos nuestros,
que mueren de hambre, sin haber merecido morir de hambre;
que mueren de frío, sin haber merecido morir de frío.
Señor, ten piedad de todos los pobres del mundo.
Y no permitas, Señor, que nosotros vivamos felices solos.
Haznos sentir la angustia de la miseria universal,
y líbranos de nuestro egoísmo.
Amén
Los cristianos estamos llamados a tender la mano a los pobres, a cuidarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma.
Carta de Santiago 2, 1-5
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo no vaya unida a favoritismos. Supongamos que en vuestra congregación entra uno con anillos de oro y traje elegante, y entra también un pobre andrajoso; os fijáis en el de traje elegante y le decís: Siéntate aquí en un buen puesto; y al pobre le decís: Quédate en pie o siéntate bajo mi estrado, ¿no estáis discriminando y siendo jueces de criterios perversos? Escuchad, hermanos míos queridos: ¿no escogió Dios a los pobres de bienes mundanos y ricos de fe como herederos del reino que prometió a los que lo aman?
Macaco - Hijos de un Mismo Dios