top of page
Desde esta Capilla Hospitalaria te invitamos a Orar por los ancianos

Oración

A ti Dios mío elevo mi oración,

por todos los que se sienten agobiados por el peso de los años,

tu amorosa presencia permitió que se prolongasen sus días en la tierra.

Dios mío, ellos miran para atrás y ven todo el camino recorrido,

desde las travesuras de la infancia hasta la fragilidad del ahora.

Retira Señor toda la amargura de sus espíritus

y que recuerden con preferencia los hechos agradables y felices.

Borra cualquier señal de resentimiento causado por la ingratitud

y la maldad de los que algún día pasaron junto a ellos,

alegra sus corazones cansados y abatidos,

dale los medios de revivir las alegrías de una vida normal y sociable,

Dios mío ahuyenta los fantasmas de la soledad,

del abandono y del desprecio.

Rodéalos de amparo y calor humano en su diario vivir

para que puedan mantener un ánimo bien dispuesto, abierto y feliz.

Recompensa la disposición que demostraron,

con la bendición de aquella paz que viene de ti

y supera todas las limitaciones de la vejez. Amén.

Señor, te pedimos por nuestros hermanos ancianos.  El valor de la vejez en la existencia humana tiene una trascendencia en nuestras vidas, a veces al encerrarnos así mismos y vivir al margen de ellos lleva a la degradación física y mental de nuestros ancianos y perturba nuestro entendimiento en ayudarlos tendiendo a que ellos se vuelvan pesimistas y resignados ante la vida.

Lucas 1, 5-19

En tiempo de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías; su mujer era descendiente de Aarón y se llamaba Isabel. Los dos eran rectos a juicio de Dios y procedían sin falta, de acuerdo con los mandatos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos de edad avanzada. Una vez que, con los de su grupo, oficiaba ante Dios, según el ritual sacerdotal, le tocó entrar en el santuario para ofrecer incienso. Mientras todo el pueblo quedaba fuera orando durante la ofrenda del incienso, se le apareció un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se asustó y quedó desconcertado. El ángel le dijo: —No temas, Zacarías, que tu petición ha sido escuchada, y tu mujer Isabel te dará un hijo, a quien llamarás Juan. Te llenará de gozo y alegría y muchos se alegrarán de su nacimiento. Será grande a juicio del Señor; no beberá vino ni licor. Estará lleno de Espíritu Santo desde el vientre materno y convertirá a muchos israelitas al Señor su Dios. Irá por delante, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos, a los rebeldes con el sentir de los honrados; así preparará para el Señor un pueblo bien dispuesto. Zacarías respondió al ángel: —¿Qué garantía me das de eso? Pues yo soy anciano y mi mujer de edad avanzada. Le replicó el ángel: —Yo soy Gabriel, que sirvo a Dios en su presencia: me ha enviado a hablarte, a darte esta Buena Noticia. 

Alvaro fraile · ta(n)lento

Escribe aquí tu petición por los ancianos
444.png
bottom of page